miércoles, 24 de marzo de 2010

La seriedad y consistencia pagan más que la fama

Todas las profesiones y oficios son tentados a la sospecha. Pero en el caso del periodismo la confianza y la fe son elementos extremadamente críticos, porque la prensa es la clara evidencia de lo público.
Pero en estos momentos en que casi en la totalidad de los periodistas, y en el caso de Hidalgo pasan sus días idolatrando al gobernador Miguel Osorio es de preocupar, pues aquellos profesionales que mucho olvidan que su rol no es presentar las creaciones del ahora llamado “gobernador de las obras”, ni consolidar un héroe que quede para la eternidad, con quien muchos incluso se retratan. Ellos están ahí precisamente para contar la historia no oficial, aquella que es mucho más dura, cruel e injusta. La que las autoridades no están dispuestas a contar.
En una época en que los medios y el rol de los periodistas están en crisis, es importante resaltar qué es lo esencial del oficio y cuál es su real valor.
Por cierto, a todos nos encantaría fotografiarnos con la celebridad más popular del planeta. E incluso la foto en sí no es grave. Pero esta profesión, como todas, exige ciertos costos que cualquier periodista conoce. No se puede uno pasar por fan aunque admire; ni por amigo de la fuente aunque uno quiera; ni por estrella aunque la industria lo pida. Los valores de los periodistas son también la reputación y la credibilidad.
Hoy el periodismo ve con incertidumbre su futuro, y el valor percibido del oficio es cada vez más indefenso.
Necesitamos estar seguros de que los periodistas van a ser implacables cuando deban cuestionar a la autoridad, independiente de su cercanía, simpatía o adhesión popular.
No hay ningún periodista que no haya transitado por esta línea delgada. Por cierto, en cuanto a lo anterior cabe resaltar que los medios hidalguenses que constantemente realizan desmedidos festines con los principales funcionarios de la luminaria son los mismos que solapan en los rotativos día a día las palabras de las llamadas “personas públicas”.
Pero los tiempos no permiten mirar hacia otro lado para evitar los errores y el disimulo de tontos graves. En el largo plazo, en esta profesión como en otras, la seriedad y la consistencia siempre pagan más que la fama.

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