Resulta interesante repasar la historia de Fantomas, quien es representado como un héroe justiciero, con preocupaciones intelectuales y de corte revolucionario, enfrentado contra las grandes multinacionales, en profética anticipación de esta era globalizada, en donde se pierde el sabor local tradicional, por el ambiente igual, uniforme, incoloro e inoloro –por así manifestarlo-.
Fantomas es la figura protagonista, es ese individuo del cual ignoramos su rostro, pero no es el “héroe”, por el contrario, es el villano de la historia, un criminal refinado e intelectual, que por su astucia, elegancia y toque misterioso despierta admiración, se trataría de lo más cercano al "antihéroe"; su objetivo al delinquir, al parecer es su forma de existencia, rechazando las reglas de la sociedad.
Resalta el observar que el personaje de Julio Cortázar al echar un vistazo en Internet, trascendió las obras artísticas, literarias o cinematográficas, que se verían como simple explicación de sus perversas acciones, hasta el punto de conformarse una "sociedad de amigos de Fantomas", integrada por un selecto grupo de intelectuales.
Se trata de una figura, rodeada de las mismas características de un Julio Scherer visitando y entrevistando a su vez a Ismael “el Mayo” Zambada García – buscadísimo narcotraficante y archirrival de las instituciones gubernamentales-, por ejemplo, que a pesar de su naturaleza repulsiva proyecta un espíritu romántico, y sobre todo, genera controversia.
En qué momento, cambió la personalidad de Fantomas, de ser malévolo a justiciero social? Personalmente ignoro cuando se produjo esta transformación, o esta reivindicación política del individuo. Pero sin duda, es una buena excusa para leer esa pequeña obra magistral de Julio Cortázar, la cual es más trascendente de lo que aparenta y menos densa de lo que sugiere.
lunes, 12 de abril de 2010
martes, 6 de abril de 2010
En Malos Pasos
La forma en cómo los líderes de opinión y los principales medios de comunicación están informando con noticias, informes, reportajes y opiniones, realmente me hace recordar a la manera en cómo caímos en el juego de la “Época Salinas”, pues hoy buscan confundir a la opinión pública y provocar la confusión y caos en el país –tal y como en aquellos tiempos-.
Es una opinión que amerita un análisis de fondo y forma, pues algunos periodistas aprovechando su ubicación estratégica en medios de comunicación de especial influencia se han dedicado a manipular a la masa a diestra y siniestra.
Qué buscan los señores Javier A La Torre y Joaquín López Dóriga, uno en el prestigioso noticiero estelar del gigante Televisa y el segundo en Hechos de la Noche transmitido por TV Azteca, con comentarios y opiniones antojadizos y parcializados tratando de demostrar algo que no pueden comprobar, señalando versiones que no son exactas y mucho menos comprobables.
A ello, le agregan comentarios aterradores acusando por ejemplo al gobierno de haber mandado al matadero a los valientes policías que fueron a cumplir su labor, misión que ellos mismos eligieron sabiendo que su profesión es de alto riesgo.
¿Cuál es el encanto de generar inestabilidad entre el pueblo mexicano?, ¿Por qué se ponen en el papel de justificar la matanza de los policías por parte del Gobierno?
En ese mismo camino se manifiestan los demás periodistas de las mismas cadenas televisivas y radiofónicas de siempre, de los poderosos.
¿Qué buscan estos señores?, ¿Cuál es su juego en la sociedad?, ¿A qué intereses responden?
Es la misma posición ciega de los periodistas de los años 90 que justificaban las malas acciones de los gobernantes; les perdonaban la vida a los responsables del mal paso del país.
No se trata de defender al gobierno, ni atacar a los periodistas, ni mucho menos justificar un conflicto mal manejado, pero también hay que reconocer que la democracia vive bajo una presión mediática donde la cultura de la sospecha es fundamental, colocando como negativa y mala cualquier acción de defensa y de enfrentamiento a posiciones encontradas.
Por eso la comparación con la prensa de los años 90, se observaban lejos las acciones criminales de los políticos a través de sus palabras, cambiando cuando toda esa acción demencial llegaba a cada región de la república, cada estado y cada municipio.
El esclarecimiento, el equilibrio y la serenidad en la hora de informar debe ser indispensable con explicaciones que ubiquen a la masa en el sentido real de la problemática que hoy vive la misma ciudadanía.
Al mismo tiempo, es necesario precisar que no se busca -de ninguna manera- impunidad en nada, ni borrón y cuenta nueva, sólo se busca hacer entender que se debe mejorar el buen manejo de la información a través de los medios masivos, gracias al desafortunado gran impacto que generan estos en la indefensa sociedad.
Es una opinión que amerita un análisis de fondo y forma, pues algunos periodistas aprovechando su ubicación estratégica en medios de comunicación de especial influencia se han dedicado a manipular a la masa a diestra y siniestra.
Qué buscan los señores Javier A La Torre y Joaquín López Dóriga, uno en el prestigioso noticiero estelar del gigante Televisa y el segundo en Hechos de la Noche transmitido por TV Azteca, con comentarios y opiniones antojadizos y parcializados tratando de demostrar algo que no pueden comprobar, señalando versiones que no son exactas y mucho menos comprobables.
A ello, le agregan comentarios aterradores acusando por ejemplo al gobierno de haber mandado al matadero a los valientes policías que fueron a cumplir su labor, misión que ellos mismos eligieron sabiendo que su profesión es de alto riesgo.
¿Cuál es el encanto de generar inestabilidad entre el pueblo mexicano?, ¿Por qué se ponen en el papel de justificar la matanza de los policías por parte del Gobierno?
En ese mismo camino se manifiestan los demás periodistas de las mismas cadenas televisivas y radiofónicas de siempre, de los poderosos.
¿Qué buscan estos señores?, ¿Cuál es su juego en la sociedad?, ¿A qué intereses responden?
Es la misma posición ciega de los periodistas de los años 90 que justificaban las malas acciones de los gobernantes; les perdonaban la vida a los responsables del mal paso del país.
No se trata de defender al gobierno, ni atacar a los periodistas, ni mucho menos justificar un conflicto mal manejado, pero también hay que reconocer que la democracia vive bajo una presión mediática donde la cultura de la sospecha es fundamental, colocando como negativa y mala cualquier acción de defensa y de enfrentamiento a posiciones encontradas.
Por eso la comparación con la prensa de los años 90, se observaban lejos las acciones criminales de los políticos a través de sus palabras, cambiando cuando toda esa acción demencial llegaba a cada región de la república, cada estado y cada municipio.
El esclarecimiento, el equilibrio y la serenidad en la hora de informar debe ser indispensable con explicaciones que ubiquen a la masa en el sentido real de la problemática que hoy vive la misma ciudadanía.
Al mismo tiempo, es necesario precisar que no se busca -de ninguna manera- impunidad en nada, ni borrón y cuenta nueva, sólo se busca hacer entender que se debe mejorar el buen manejo de la información a través de los medios masivos, gracias al desafortunado gran impacto que generan estos en la indefensa sociedad.
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